lunes, 31 de julio de 2017

PAZ 5


Algunos cuentos empiezan con la frase “erase una vez que era”, pero eso era antes, ahora se empieza con “muchos años atrás”.
Muchos años atrás Moreno miraba el horizonte, su espada estaba envainada y su mano acariciaba el pomo de la empuñadura. Como deseando poder sacarla y blandirla. La última vez que habían atacado la aldea solo dirigió la batalla y no participó de ella. Sus capitanes y los viejos de la aldea le pedían que no luchara, tenían miedo que pereciera en batalla y quedarían sin líder, sin su espada.
A lo lejos pudo ver una vez más la arena que volaba, era una mañana sin viento, algo raro en el desierto abierto. Así que eso significaba una sola cosa. Guerreros.
Volvió a la aldea y llamó a los exploradores para que hagan su tarea. Si León le contestaron los tres cuando les dio la orden y partieron en sus caballos. Una hora después volvieron con las noticias. Era una partida de veinte guerreros armados hasta los dientes. Quien los comandaba era un antiguo guerrero de una aldea vecina que a raíz de un combate tuvieron que alejarse aún más de ellos buscando otro oasis. Evidentemente ese oasis ya no tendría agua y lo único que les quedaba era atacar de forma casi desesperada para tomar su aldea, las mujeres y el agua. Eso era algo que Moreno no permitiría.
Convocó a sus soldados que estaban siempre preparados para la lucha, impartió las órdenes y salieron en busca del enemigo.
Se repartieron entre las dunas cercanas, para dar la sensación que no se percataron del futuro ataque. Sería la primera vez que pelearían tan cerca de la aldea. Los niños, mujeres y viejos habíanse escondidos en un túnel bajo la arena que años atrás habían construido para estas ocasiones, aunque jamás la habían usado, siempre estaba lista para usarla.
Se podía sentir en la arena el sonido lejano de los cascos de los caballos, estaban tan cerca que podían ver los ojos de los atacantes cubiertos para una tela para no quedar ciegos por la arena que levantaban.
Cuando estaban a tiro de fusil dispararon.
Algunos cayeron y los caballos siguieron el galope, no acostumbraban a disparar a los equinos para poder utilizarlos luego si ganaban. Los caídos quedaron inertes, así era la puntería que tenían, el león los había adiestrado muy bien en la destreza de las armas largas. Pero lo que mejor sabían hacer era el combate cuerpo a cuerpo, que ahora estaban a punto de hacerlo.
Salieron los primeros hombres de detrás de las dunas y formaron una hilera escalonada para que los enemigos les costara hacer puntería en ellos. Los beduinos eran diestros en disparar al galope del caballo. Cuando el primer grupo estuvo a punto de encontrarse, Moreno manda a salir al segundo grupo, que estaban unos metros más adelantados, para poder atacar al segundo grupo de ellos. El tercer grupo no esperaba la orden de ataque, sabían que solo atacarían cuando el último grupo de guerreros atacantes los hubiera pasado. Cuando esto sucedió formaron una pinza algo que usaba mucho Napoleón en sus batallas) y así poder encerrarlos. En segundos ya corría la sangre sobre al arena sedienta. Moreno encabezó el último grupo que quedaba y cuando salieron ondeando el estandarte con el león y sus garras levantadas. La suerte estaba echada.
Veinte guerreros contra otros veinte. Cuando quedaba el último en pie. Moreno cubierto de sangre le dio a elegir, volver a su aldea y contar la grandeza de su pueblo al perdonarle la vida o morir con honor junto a sus compañeros.
El soldado derrotado no quiso demostrar su cobardía y pidió que le mataran y ser enterrado junto a sus hermanos. Se dio la orden y su capitán de un solo golpe le decapitó. Moreno no quiso mirar la escena. Limpiaba su espada y la volvió a poner en su funda. Hasta que fuera necesaria en otra oportunidad. Seguía mirando las dunas y pensando, cuanta sangre más debería derramar para que el que ahora su pueblo ahora pudiera dormir en paz. Y el pudiera volver con su amor, en aquel faro que solo veía en sueños.

No hay comentarios:

Publicar un comentario